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Ivace+i financia el desarrollo de compuestos a partir de residuos de caqui que protegen la fruta y ayudan a conservar alimentos
- El Laboratorio de Biotecnologías Alimentarias de la Universitat de València impulsa este proyecto en el que colaboran el Instituto Tecnológico del Plástico y la Federación Empresarial de Agroalimentación de la Comunitat Valenciana
- La iniciativa comprende el desarrollo de un fertilizante natural, así como productos prebióticos y probióticos que ayuden a prevenir enfermedades
La Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, que dirige Marián Cano, financia a través de Ivace+i Innovación el desarrollo de una amplia gama de compuestos de alto valor y con aplicaciones en la industria agroalimentaria, agrícola y también farmacéutica a partir de los residuos generados por la industria del caqui. Entre otras soluciones, se está trabajando en un nuevo recubrimiento para proteger frutas ya cosechadas, un ingrediente con propiedades antifúngicas para mejorar la conservación de quesos y productos de panadería, así como un compuesto fertilizante natural para favorecer el crecimiento de las plantas. Este proyecto, denominado ‘KAKIVALUE’ está impulsado por el Laboratorio de Biotecnologías Alimentarias (BiotechLab) de la Universitat de València (UV), y pretende valorizar una investigación previa sobre las propiedades antimicrobianas y bioestimulantes de los compuestos obtenidos a partir de los restos de kaki. La iniciativa, que cuenta con financiación de la Unión Europea en el marco del programa FEDER Comunitat Valenciana para el periodo 2021-2027, aborda la aplicación de estos ingredientes bioactivos en una amplia gama de usos y sectores de actividad. Los restos de kaki se erigen, de hecho, en una alternativa al uso de plástico para proteger las frutas ya recolectadas de la contaminación por hongos. Este equipo de especialistas está desarrollando un nuevo barniz, al que se ha incorporado un compuesto activo obtenido del kaki, con el fin de minimizar las pérdidas postcosecha y mejorar aún más la calidad y seguridad de los productos que salen al mercado.
La idea es aprovechar estas propiedades antifúngicas en un nuevo ingrediente para optimizar la conservación del pan, así como en un aditivo que, aplicado en el recubrimiento de los quesos, sería capaz de evitar el crecimiento de la bacteria responsable de la listerioris. Los estudios previos también muestran una posible explotación de los compuestos del kaki en el sector agrícola, en esta ocasión como un nuevo fertilizante natural que potencie la salud y rendimiento de los cultivos. La última línea de desarrollo se sitúa en el sector de los nutracéuticos, que son los productos derivados de alimentos que, además de su valor nutricional básico, ofrecen beneficios para la salud o ayudan a prevenir enfermedades. En este sentido, se está analizando tanto la presencia de agentes prebióticos, es decir, de compuestos que alimentan selectivamente a las bacterias beneficiosas del intestino, como la capacidad probiótica de las cepas bacterianas que se emplean en la obtención de los ingredientes activos. Estas bacterias ácido-lácticas, aisladas también del propio fruto, tienen un papel fundamental en este proceso, ya que son las responsables de fermentar los residuos de la industria del caqui, que funcionan como medio de cultivo.
Apuesta por la economía circular
Independientemente de su aplicación final, todas las tecnologías desarrolladas en el marco de este proyecto contribuyen a valorizar en un residuo industrial, por lo que representan una oportunidad para mejorar su gestión en el marco de la economía circular. Además, una vez implementada en el mercado, esta solución ofrecerá una alternativa a un coste más competitivo que los fertilizantes químicos actualmente disponibles. Los resultados de los ensayos que se han realizado hasta la fecha son prometedores. El compuesto seleccionado ha demostrado retrasar de forma eficaz la contaminación de frutas un total de siete días y las pruebas en queso han cumplido también con los requisitos establecidos por las autoridades sanitarias. Del mismo modo, el aditivo producido a partir de restos de caqui también ha evidenciado en los productos de panadería un control del crecimiento fúngico comparable al obtenido con propinato de calcio, que es el aditivo sintético más empleado por esta industria.
En estos momentos, los esfuerzos se centran en las pruebas de escalado, para evaluar la viabilidad del desarrollo a mayor escala fuera del laboratorio, así como en la optimización y validación del compuesto nutracéutico y del biofertilizante, con el fin de validar su eficacia y viabilidad comercial. Para la consecución de estos objetivos, el BiotechLab colabora con Aimplas en el desarrollo del recubrimiento para frutas, así como con la Federación Empresarial de Agroalimentación de la Comunitat Valenciana (Fedacova), en este caso, para garantizar la difusión de los resultados y propiciar su adopción por parte de la industria.
La iniciativa se alinea con las conclusiones de los comités estratégicos de innovación especializado (CEIE) en Agroalimentación, Economía Circular, Descarbonización y Salud. En concreto, ‘KAKIVALUE’ contribuye a producir bienes de consumo más sostenibles, potencia la agricultura de precisión, fomenta las materias primas alternativas para reducir las emisiones y reduce las infecciones hospitalarias. Asimismo, el proyecto se encuadra en los ejes principales de la Estrategia Especialización Inteligente de la Comunitat Valenciana, S3, que coordina la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo.