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- AIMPLAS lidera esta iniciativa en la que colabora con el Grupo de Investigación de Contaminación de Alimentos de la UV y cuatro empresas de la Comunitat
- Se basa en nuevos biopolímeros reforzados con propiedades que reducen la permeabilidad a los gases y facilitan su degradación y transformación en compost
La Agència Valenciana de la Innovació (AVI) respalda el desarrollo de nuevos envases monouso aptos para alimentación, que destacan por sus propiedades barrera frente a la humedad o el oxígeno, y por su capacidad reforzada para transformarse en compost. De este modo, el residuo generado podrá gestionarse en el contenedor marrón, junto al resto de alimentos y material orgánico.
El proyecto, que responde a la denominación BIONPLA, está desarrollado por el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), que cuenta con la colaboración del Grupo de Investigación de Contaminación de Alimentos (COAL) de la Universitat de València, así como de empresas del sector plástico, que serán las encargadas de analizar la viabilidad de esta solución.
El apoyo económico de la AVI se enmarca en el programa de valorización y transferencia de los resultados de investigación hacia las empresas correspondiente a la convocatoria de ayudas en concurrencia competitiva resuelta en 2020.
El desarrollo planteado supone una innovación en el campo de los envases por dos motivos. En primer lugar, aporta a los bioplásticos una capa adicional de protección frente al oxígeno o la humedad, reduciendo la permeabilidad que caracteriza a este tipo de materiales y que con frecuencia provoca que se descarten para usos sensibles, como el alimentario.
En segundo lugar, BIONPLA mejora las condiciones para la descomposición de los bioplásticos biodegradables en plantas de compostaje industriales. El proyecto explora nuevos biopolímeros con mayor capacidad de compostaje, lo que permite que puedan gestionarse conjuntamente con residuos orgánicos.
Aplicable a todo tipo de envases
BIONPLA parte de los conocimientos generados por AIMPLAS en este campo, así como de su experiencia en el desarrollo de materiales barrera sostenibles que, como el almidón termoplástico, incluso han sido patentados por el centro.
«En este caso, se aborda la tipología de envases de un solo uso por ser los que generan un mayor volumen de desperdicios y por estar sometidos a una exigente legislación orientada a la reducción de residuos. El desarrollo, sin embargo, es aplicable a cualquier otro tipo de envase alimentario», puntualiza el director de AIMPLAS, José Antonio Costa.
En este sentido, el vicepresidente ejecutivo de la Agència ha insistido en que, además de los indudables beneficios medioambientales, adelantarse a la legislación europea situará a las empresas de la Comunitat en una mejor posición: «Además de contribuir a solventar un importante desafío ambiental, este proyecto proporciona herramientas a nuestro tejido productivo para competir con mayores garantías y de forma diferencial en el mercado comunitario».
En esta iniciativa, el centro tecnológico cuenta con la colaboración del Grupo de Investigación de Contaminación de Alimentos de la UV que, entre otras actuaciones, participará en el análisis de vida útil de los envases prototipo. Además, el estudio de la viabilidad técnica de la valorización corresponde a cuatro empresas valencianas, Ducplast, Artesanía Cobaviplast, ADM Biopolis y Valles Plastic Film.
BIONPLA está alineado con las conclusiones del Comité Estratégico de Innovación Especializado (CEIE) en economía circular, que propone el desarrollo de materiales biodegradables y plásticos compostables para obtener bienes de consumo más sostenibles. Asimismo, los biopolímeros resultantes de este proyecto se constituyen en alternativa a los envases multicapa tradicionales, que también son objeto de interés por parte del comité por las dificultades para su reciclaje.
Del mismo modo, la iniciativa sintoniza con la Estrategia de Especialización Inteligente de la Comunitat Valenciana, RIS3CV, que coordina la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital. En concreto, responde al eje para la mejora de la calidad de vida, dado que impulsa la economía circular en un entorno de reducción de residuos, al tiempo que entronca con el eje de producto innovador, al incorporar procesos y materiales más eficientes, sostenibles y competitivos.